



Jugar es dialogar con placer. Te escucho
y me escuchas. Me adapto a ti y tú a mi. Te presto toda
mi atención. El momento es todo. Así puedo
crear de la nada, podemos conocernos de verdad, sentirnos juntos. Encontramos espacios para
afrontar nuestras dificultades, nos apoyamos, aprendemos a respetarnos, a conocer nuestros límites y los del otro. Mejoran nuestros afectos, se enriquecen las emociones, generamos
matices y recursos. Descubrimos que somos mucho más que palabras, que tenemos todo para crecer. Crecemos.




