viernes, 27 de febrero de 2009

Cuando las gafas se disuelven entre el queso rallado de la sopa y un hilito de aceite le da su justo sabor…

No me empujo por mí,
Me descoloco por ti,
Dudas por mi,
Me alejo por ti.

Giro con tu movimiento
Vuelas con mis alas
Decido por tus miedos
Me quedo solo para que estés.

Ries con mis manos
Salto con tus piernas
Me buscas en mi escondite
Te descubro en las gotitas de mis ojos

Los Reyes Magos llegan
Ahora que no los espero.
La congoja del niño pequeño
Hace profesar la vida

Tu olor es
la perfecta textura para mis oídos
tu intención
es mi motor.

Las dos cervezas en la mesa,
el perfecto encuentro.
Nuestra cercanía,
su exótico espejo.

O no.

Otras lógicas, bueno y que...

jueves, 26 de febrero de 2009

Son las teorías las que determinan lo que podemos observar.
Einstein. Años 30

No son las cosas mismas las que nos preocupan, sino las opiniones que tenemos acerca de esas cosas.
Epicteto. Siglo I d.C.

miércoles, 25 de febrero de 2009

El corazón tiene razones que la razón ignora.

El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende.

B. Pascal

Motivacion externa, motivación interna

Extraña, inversa, paradójica, desconcertante la relación entre la motivación de los demás para que nos movamos en determinada dirección y la reacción compensatoria y opuesta que pueden generar en nuestros propios deseos aquellas intenciones. Uno casi podría imaginarse la clásica balanza en la que a medida que aumenta el peso del interés de los demás por que hagamos algo, disminuye la entidad de nuestro propio empuje. Esta idea es amenudo especialmente operativa en la intervención sobre la relación entre padres y adolescentes, y puede serlo de tal calibre, que sea necesario articular terapéuticamente un "desinterés estratégico" de aquellos para fomentar el renacimiento de la implicación de estos en sus propias vidas, en la creación y gestión de las propias responsabilidades.
Es interesante comprobar como en otros ámbitos relacionales también se puede encontrar dicha dinámica con mayor o menor dosis de disfuncionalidad. Relaciones de pareja, laborales, escolares, entre amigos brindan ejemplos cotidianos.

domingo, 1 de febrero de 2009

La emoción sin lugar

Érase una vez una emoción que no encontraba su lugar. Quien podía darle su nombre había decidido sujetarla bien, distanciarla, asegurarse de que no pudiera invadirle. El temor era intenso, el deseo no menor. Quizás pudiera guiarla hacia selvas recónditas. Puede que le desconcertara, le hiciera perder la ruta seguida hasta ahora sin más. Quién sabe si le haría encontrar gusto en lo que ella no era, o creía no ser. Con esfuerzo incluso mayor al que le habría supuesto dejarse embriagar, se propuso encerrar el océano en una botella. No quiso que peligrara su paisaje.. Protegió al vecindario de inesperadas convulsiones. Les pidió tiempo, pero no se lo dieron. Cubrió sus cercanos con la coraza de sus manos, las más tiernas de otros momentos, y con los párpados bajados. Una membrana casi perfecta de aspecto faraónico, y un rincón secreto donde recluir tanta vorágine, levantaron la mastodóntica pirámide egipcia que agotó la propia y más hermosa vida de aquellos días. O no.
a S.