lunes, 28 de abril de 2008

El síndrome de Stendhal

El síndrome de Stendhal es una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardiaco, vértigo, confusión e incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a una sobredosis de belleza artística, pinturas y obras maestras del arte.
Tiene esta denominación por el famoso autor francés del siglo XIX Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle), quien dio una primera descripción detallada del fenómeno que experimentó en su visita en 1817 a la Basílica de Santa Cruz en Florencia, Italia, y que publicó en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio.
Aunque ha habido muchos casos de gente que sufría vértigos y desvanecimientos mientras visitaba el arte en Florencia, especialmente en la Galleria delle Uffizi desde el principio del siglo XIX en adelante, no fue descrito como un síndrome hasta 1979, cuando la psiquiatra italiana Graziella Magherini observó y describió más de 100 casos similares entre turistas y visitantes en Florencia, la cuna del Renacimiento, y escribió acerca de él.
El síndrome de Stendhal, más allá de su incidencia clínica como enfermedad psicosomática, se ha convertido en un referente de la reacción romántica ante la acumulación de belleza y la exuberancia del goce artístico.
El bello malestar que experimenta Stendhal, y que hace que su visita no sea una mera anécdota, sino una experiencia vital que le transforma, no es un sentimiento único en la vida del escritor. Uno de los fines últimos de cualquier arte es producir una actitud renovadora en su público. El síndrome de Stendhal se ha descrito de este modo por el equipo de psiquiatría del Hospital de Santa María Nuova de Florencia, que atiende una media de 12 turistas al año con los mismos síntomas que Stendhal. Es cierto que 12 personas no suponen un elevado porcentaje en el total de turistas que recorre las calles de Florencia, pero es que las almas sublimes no abundan.

Stendhal eligió el siguiente epitafio: “Henri Beyle —milanés— vivió, escribió, amó. Esta alma adoraba a Cimarosa, Mozart, Shakespeare”. Un espíritu sensible. Busca, viajero, aquello que te produce un síndrome de Stendhal, y si no lo encuentras plantéate si tus sentimientos no se encuentran aletargados.

domingo, 20 de abril de 2008

El entrenamiento de los hábitos básicos ¿algo serio?

· Comenzar a incorporarlos desde los primeros días de vida
· Procurar que estén en buena medida adquiridos o consolidados entre los 3-4 años de vida. No desaparecerán jamás.
· Pensar y planificar en pareja lo que los padres consideran que pueden ser hábitos adaptados a las capacidades de sus hijos.
· Enseñarlos con seguridad, firmeza, cariño y carácter repetitivo.
· Producir en el niño/a sensación de satisfacción.
· Realizar acciones idénticas aunque las lleven a cabo diferentes personas. Cuidado con ser obsesivos.
· Asociar las conductas que forman el hábito a rituales cotidianos y saludables.
· Incluir un cierto grado de flexibilidad en el seguimiento de los rituales y el hábito. Cada familia debe calcular en qué medida se lo puede permitir.

· Canciones, poesías, adivinanzas, frases fórmula, etc., ayudan.
· No utilizar el castigo. No utilizar premios materiales ni chantajes de ningún tipo.
· El adulto ha de actuar siempre, o casi siempre, de modelo ejemplar.
· Calma, paciencia y sentido del humor.



Use su imaginación y no la televisión.

miércoles, 16 de abril de 2008

Resilencia

Cyrulnik, (2001) utiliza dos palabras que organizan la manera de observar y comprender el misterio de niños que han salido adelante, y que ya adultos pueden volver hacia las cicatrices de su pasado sin amargura, para desde ahí aprender de la experiencia.
Estas dos palabras extrañas que siembran la esperanza de que la felicidad es posible son: resiliencia y oxímoron.
"Resiliencia" es una palabra que proviene del inglés
, es utilizada en la física para expresar la cualidad de ciertos materiales de resistir a los impactos. Etimológicamente proviene del latín salire, que podemos traducir como "saltar hacia atrás, rebotar, ser repelido, surgir", con el prefijo "re", que indica repetición, reanudación.
"Resiliar" es entonces, rebotar, reanimarse, ir hacia delante después de haber padecido un golpe o vivido una situación traumática (Pilpot en Cyrulnik y otros, 2004).