· Procurar que estén en buena medida adquiridos o consolidados entre los 3-4 años de vida. No desaparecerán jamás.
· Pensar y planificar en pareja lo que los padres consideran que pueden ser hábitos adaptados a las capacidades de sus hijos.
· Enseñarlos con seguridad, firmeza, cariño y carácter repetitivo.
· Producir en el niño/a sensación de satisfacción.
· Realizar acciones idénticas aunque las lleven a cabo diferentes personas. Cuidado con ser obsesivos.
· Asociar las conductas que forman el hábito a rituales cotidianos y saludables.
· Incluir un cierto grado de flexibilidad en el seguimiento de los rituales y el hábito. Cada familia debe calcular en qué medida se lo puede permitir.
· Canciones, poesías, adivinanzas, frases fórmula, etc., ayudan.
· No utilizar el castigo. No utilizar premios materiales ni chantajes de ningún tipo.
· El adulto ha de actuar siempre, o casi siempre, de modelo ejemplar.
· Calma, paciencia y sentido del humor.
Use su imaginación y no la televisión.
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