Respecto al tema de la transmisión de normas o criterios de actuación al niño de 0-3 años conviene tener claro algunos puntos esenciales que pueden ayudar a las familias en la práctica educativa cotidiana en el hogar. A continuación los apunto de modo esquemático para que sirvan de guía y sobre todo de reflexión:
. Los límites son un material de enseñanza-aprendizaje en la relación padres-hijos. Por lo tanto, requieren tiempo, constancia, claridad y serenidad.
. Los límites son consecuencia lógicas, no caprichos de los padres, ni consecuencia de su enfado.
. Conviene evitar el enfado en la medida de lo posible. Aunque a menudo los niños puedan hacer perder la paciencia es recomendable que esto ocurra solo de forma esporádica, que no sea la forma de actuar más habitual. El adulto se debe "entrenar" en separar firmeza y enfado en su comportamiento respecto al niño/a. Seria interesante incluso ser capaces de ser firmes al demarcar un límite con una sonrisa en los labios. Haga la prueba.
. Los niños/as necesitan la guía del adulto, sino están perdidos, agitados, desorientados. Como un guía turístico debe transmitir seguridad y conocimiento de una ciudad mientras realiza una visita con un grupo de personas que no la conocen, asímismo, también los padres deben comunicarse con sus hijos del mismo modo. Es muy importante transmitir esas sensaciones, más allá de lo acertado o no del contenido de las decisiones o límites que se transmiten.
. Como cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje hay que adecuar el material a las capacidades presentes del "alumno":
Empezamos por muy pocas normas a partir del primer añito. Reservar los "nos" para que sean eficaces cuando se usan, y no como el perfume que deja de olerse cuando esta siempre presente, evitando sobretodo ambientes demasiados negativistas o represivos en casa. Es interesante que los padres sean capaces de escribirse pequeños listados de los limites que estan aplicando, para tener las cosas mas claras.
. Las explicaciones deben ser muy sencillas y no son el elemento fundamental por el que el límite se aprende.
No se trata de convencer al niño de que haga o no determinada cosa. se trata de enseñarle. Nuestros profesores de matemáticas nunca han intentado convencernos de que 2 mas 2 es igual a 4. En el mejor de los casos a través del juego han hecho que esta informacion nos fuera quedando en nuestra memoria. No se dudaba sobre ello.
. El estado general del niño nos debe ir haciendo valorar si equilibramos bien los dos polos fundamentales de la relación niños-adultos: exigencia-concesión
A menudo en el tema de los limites interfiere al factor "rabietas", sana aunque incómodamente habitual en la primera infancia. En este sentido tendríamos en cuenta lo siguiente:
1. Objetivo fundamental: Mantener la calma. Convertirse en espectador del comportamiento del niño/a. Evitar el clima de conflicto permanente.
2. En momentos de “crisis”:
a. No preguntar.
b. No convencer con explicaciones.
c. No responder agresivamente a la posible agresividad del niño.
d. No conceder todo.
e. Desarrollar las capacidades de distracción en el adulto
f. "Ahorrarse" el lenguaje verbal.
3. En positivo:
a.Asegurar que no interfieren factores relacionados con los cuidados fisiológicos básicos:
Sueño, hambre, enfermedad, cansancio,…
b.Valorar si estamos dando una estimulación más compleja en nuestros juegos, respecto a los meses anteriores. Las capacidades intelectuales hacia los 2 años evolucionan exponencialmente.
c. Anticipar las rutinas o comportamientos deseados con un”sendero pautado” de conductas. Cuando alcanzamos nuestro objetivo repasamos con el niño el “recorrido” realizado.
d. Establecer muy pequeños pactos. Que sean claros.
e. Jugamos a representar las escenas más conflictivas y frecuentes cuando el estado anímico del niño es relajado. Se pueden utilizar los muñecos.
f. Simbolizar los momentos difíciles mediante los cuentos que contamos al niño/a.
g. Guiar al niño/a con una actitud decidida aunque no autoritaria.
h. No excedernos en preguntas. Cambiar el estilo de comunicación con el niño/a.
En los momentos mas difíciles, ante todo: calma y sentido del humor.
Buena suerte.
Bienvenidos al BLOG de la Escuela de Familias. En él encontraréis ideas sobre temas relacionados con la primera infancia, educación, familia (entendida esta en el sentido más amplio y actual de la palabra), y la psicología y la salud en general. Podréis hacer y compartir comentarios al respecto y disfrutar de un espacio para el debate dirigido sobre estos temas.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
martes, 4 de diciembre de 2007
Errores habituales en el juego con niños/as pequeños en casa
Olvidar que jugar es no tomarse la vida demasiado en serio, es como ensayar o probar sin preocupaciones.
Exceso de juguetes a disposición directa del niño/a.
Confundir jugar con estar juntos.
Dar a elegir al niño/a a qué y cómo se juega en mayor medida de lo que corresponde a sus capacidades.
No saber decir que no. Utilizar demasiadas explicaciones, enfados, amenazas de castigo, chantajes…
Confiar demasiado en que el juguete por sí mismo puede entretener al niño.
Calcular mal la adecuación del juguete y/o el juego a la edad del niño/a y sus capacidades.
No incluir el recoger y el ordenar como una parte más del juego. Necesita un tiempo (no deprisa y al final) y que se lleve a cabo juntos.
Los juguetes no deben estar todos a la vista y el alcance del niño/a. De esta forma se favorece un cierta claridad mental y emocional, y se estimula el deseo, las ganas de jugar y el saber esperar.
Abundar demasiado en los juguetes o juegos que claramente prefiere el niño/a (coches, pelotas, animales, muñecos…)
Jugar demasiado a que el adulto enseña al niño/a.
Olvidar que las necesidades de juego compartido evolucionan y cambian permanentemente.
Exceso de juguetes a disposición directa del niño/a.
Confundir jugar con estar juntos.
Dar a elegir al niño/a a qué y cómo se juega en mayor medida de lo que corresponde a sus capacidades.
No saber decir que no. Utilizar demasiadas explicaciones, enfados, amenazas de castigo, chantajes…
Confiar demasiado en que el juguete por sí mismo puede entretener al niño.
Calcular mal la adecuación del juguete y/o el juego a la edad del niño/a y sus capacidades.
No incluir el recoger y el ordenar como una parte más del juego. Necesita un tiempo (no deprisa y al final) y que se lleve a cabo juntos.
Los juguetes no deben estar todos a la vista y el alcance del niño/a. De esta forma se favorece un cierta claridad mental y emocional, y se estimula el deseo, las ganas de jugar y el saber esperar.
Abundar demasiado en los juguetes o juegos que claramente prefiere el niño/a (coches, pelotas, animales, muñecos…)
Jugar demasiado a que el adulto enseña al niño/a.
Olvidar que las necesidades de juego compartido evolucionan y cambian permanentemente.
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